Nuevo Carlos Tartiere


ESTADIO CARLOS TARTIERE (Campo de La Ería)

Este estadio fue bautizado de esta manera en honor a Carlos Tartiere de las Alas Pumariño, primer presidente del club. El 17 de septiembre de 2.000 se celebra el primer partido, oficial o no oficial, en el Estadio Carlos Tartiere de La Ería. El partido correspondió a la segunda jornada de liga de la temporada 2.000-2.001, y el Real Oviedo empató a dos goles con Las Palmas. El jugador croata Robert Jarni, extremo de los canarios, fue el autor del primer gol en el Tartiere. El primer gol de los azules fue anotado por Roberto Losada en el minuto 61 del partido. La asistencia de público fue sensacional, ya que de las 30.500 localidades estaban ocupadas más de 20.000, un hecho inusual primero, e imposible después con el viejo Tartiere. La comodidad dentro del estadio, y su rápida salida del mismo contrastaron con el atasco monumental de gente que se produjo a la salida del recinto, consecuencia de que los aledaños del campo aún no han sido urbanizados y sólo hay dos calles para poder salir, siendo una de ellas una enorme escalera.

Las prisas del Ayuntamiento de Oviedo, debidas a numerosas circunstancias, la mayoría ajenas a él, por construir este nuevo estadio y así poder aprovechar los céntricos terrenos del antiguo, llevaron a que la obra final presentase numerosas deficiencias. Empezando por el terreno de juego sobre el que está emplazado, que no es el idóneo para el correcto crecimiento del césped en un entorno húmedo y con pocas horas de luz del sol directa.

La historia de este estadio no está exenta de polémica, ya que las malas relaciones que existían entre Ayuntamiento de Oviedo y Consejo de Administración del Real Oviedo hicieron que se dieran situaciones tan absurdas como que el día que fue bendecido el campo no hubiera absolutamente nadie del Oviedo; o que los jugadores del equipo carbayón la primera vez que pisaran el césped del campo fuera..¡¡una hora antes de empezar el partido contra Las Palmas!!.

La polémica se inició porque el Oviedo entendía que se le debía haber consultado para construir el estadio, cosa que el Ayuntamiento no hizo. Las relaciones se iban deteriorando cada vez más, y su culmen llegó cuando a falta de escasas fechas para que se iniciara la temporada el Ayuntamiento le exigía al Oviedo un canon por utilizar las instalaciones, a lo que el Oviedo se negaba. Llegó a pensarse que el Oviedo debería jugar sabe Dios donde, porque en el viejo ya no podía jugar. Al final reinó la cordura y se arregló el embrollo.
Así se ve acualmente el Carlos Tartiere desde a fuera. Lugar al que acuden miles de oviedistas cada 14 días para animar a su equipo, en primera o en tercera, ¡siempre fieles, siempre Oviedo!

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